Sigue hablándose del proyecto mallorquinista de construir un estadio de fútbol dentro de un centro comercial, siempre y cuando, claro está, el Ayuntamiento de Palma ceda la friolera de 32.000 metros cuadrados. Sobre el mismo se ha pronunciado esta semana la clase política y, salvo la excepción de rigor, me han decepcionado.
De impresentable, no puedo evitarlo, debo valorar las opiniones de mi estimado Antonio Diéguez (PSOE) y Juan Ramón Bauzá (PP). Y no olvidemos a Miquel Munar, del travestido partido Convergència per les Illes .
Quede claro que nada tengo en contra de que el Mallorca quiera volver al Lluís Sitjar si ello no cuesta un euro público. Lo que me molesta y me indigna, es que los citados políticos, por aquello de que las elecciones están a la vuelta de la esquina, no sean lo suficientemente valientes dejando claro que están en contra de que el Ayuntamiento aporte los solicitados 32.000 metros.
Conste que también los hay de valientes. Como la misma alcaldesa Aina Calvo. O Eberhard Grosske y Pere Trías, que no se cortaron a la hora de dar un más que merecido tirón de orejas a Diéguez y Bauzá.
Y del quimérico proyecto del quasi quebrado Real Mallorca SAD (no olvidemos que SAD significa Sociedad Anónima Deportiva), pasemos a otro. En este caso al del mantenido de Cursach, el Atlético Baleares. Me aseguran que están a punto de presentar el proyecto de un estadio nuevo, a construir en las inmediaciones de Son Espases, en terrenos, precisa y casualmente, del futuro propietario del Baleares, Tolo Cursach.
El Atlético Baleares, por cierto, además de mantenido tiene también la condición de cortijo de su ex presidente y hombre de Cursach, Fernando Crespí quien, pese a que dejó el club en manos de una gestora, sigue haciendo y deshaciendo a su antojo.
Un ejemplo de cuanto digo es que el pasado domingo fue el citado presunto aspirante a presidente, Fernando Crespí, quien, acomodado en puesto preferente de la lonja del Estadio Balear, hizo desalojar al cámara y redactor de IB3 TV del lugar en el que se encontraban en la tribuna cubierta, haciéndoles desplazar a la tribuna sol. Lo curioso es que en el mismo sitio había otros equipos de televisión a los que nadie dijo nada.
Otro ejemplo es que el mismo Crespí anteayer hacía público (¿en calidad de qué y en representación de quién?) que el Baleares rompía relaciones con el Real Mallorca en base a la postura de los mallorquinistas respecto al partido de mañana entre el segundo equipo de éstos y el Atlético Baleares, a disputar en Son Bibiloni. Me han comentado que, tras hacerse pública esta decisión del cortijero Crespí, a Serra Ferrer y Jaume Cladera les tuvieron que ingresar con un ataque de ansiedad y/o de risa.
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